“Algunas personas creen que la labor del misionero es convertir, cuando en realidad su trabajo es estar y acompañar”
El padre Miquel Mascaró acaba de regresar de su primera visita a África como procurador de Misiones Sagrados Corazones, un viaje que le ha llevado a conocer de primera mano el cometido que los misioneros de la Congregación desarrollan en Rwanda.
¿Un viaje a África puede cambiar la forma de ver las cosas?
Todo lo nuevo puede ayudar a un cambio interior, sobre todo cuando se mira la realidad con el corazón. África, el gran continente desconocido, presenta realidades evangélicas que a los que vivimos en la vieja Europa nos deberían interrogar.
¿En qué consiste el trabajo que desarrollan los Misioneros de los Sagrados Corazones en Rwanda?
En África la congregación atiende diversas realidades pastorales. La mayoría de ellas son parroquias, pero también atendemos centros de promoción humana y espiritual. Nuestro trabajo es acompañar en lo cotidiano, en el día a día. Estar cerca y acompañar a los traspasados de la vida es una de nuestras tareas pastorales. Somos conscientes que nuestra labor es estar al lado de los que más sufren, con ellos queremos compartir la vida y la misión.
¿Cuáles son las mayores dificultades a las que se enfrentan?
Una de las mayores dificultades es la falta de recursos económicos. Sin embargo gracias a nuestros colaboradores podemos ayudarles a que sean protagonistas de su propio progreso. En Rwanda la falta de recursos técnicos, culturales, y científicos hace que el país no pueda avanzar con la misma rapidez que otros. Todavía no hay animales de carga para transportar los frutos del campo. No hay tractores para labrar la tierra. No hay fábricas para la elaboración de su materia prima. Todo es manual y con medios muy precarios. Este sistema no ayuda a un avance ni al progreso del país. Sin embargo, no han perdido la alegría de vivir, tampoco la fe en Dios y mucho menos la esperanza.
Usted también trabajó como misionero en La Patagonia (Argentina) ¿Qué destacaría de su experiencia en tierra de misión?
Aunque las culturas de Rwanda y del sur de Argentina son
distintas hay muchos valores similares. Lo que une a los habitantes de estos dos lugares en los que he trabajado es la pasión por la vida, el deseo de una vida digna y la esperanza de que el Reino está entre nosotros. El mensaje de Jesús es motivo de lucha y superación. En tierras de misiones se siente vivamente la presencia de lo sagrado. Incluso en los lugares más inhumanos. En estos lugares he observado que la pobreza material no imposibilita la alegría de la vida, la solidaridad entre las personas y la confianza en Dios. En tierras de misiones he sentido una gran fuerza espiritual que ha llenado de alegría mi corazón.
¿Cree que la figura del misionero es lo suficientemente conocida en nuestra sociedad?
Creo que en nuestra sociedad capitalista la figura del misionero no es suficientemente conocida. Sin embargo, la vida entregada del misionero despierta un interrogante para los que viven una vida burguesa. El desprendimiento, la entrega a los demás, sobre todo a los más pobres, la lucha por la dignidad de la vida son rasgos propios del misionero que despiertan interrogantes por los que viven entregados a la vida puramente material. Los hay que piensan que el misionero todavía va a «convertir» cuando en realidad no es así. Su trabajo es estar y acompañar. Estar cerca de la gente más sencilla. Estar para ayudar a que descubran sus valores y ellos mismos sean protagonistas de su propio desarrollo. Es un estar sin imponer, sin exigir, sin obligar. Es un estar desde la compañía. También es un acompañar desde la fe. El misionero no impone, sino que comparte. Comparte su experiencia de fe para que todos se enriquezcan. Particularmente yo he aprendido mucho de la gente sencilla. Siento que ellos me han dado mucho más de lo que yo les he podido dar, puesto que esta gente tiene una sabiduría espiritual que no se encuentra y aprende de los libros.
Pronto cumplirá su primer año al frente de la Procura. ¿Cuáles diría que han sido los logros más destacados de la entidad en ese periodo?
El primer logro es que a pesar de la crisis económica que padecemos, seguimos contando con el apoyo de bienhechores que creen en la solidaridad y continúan colaborando con la Procura. Creo que este es el gran logro que agradecemos muchísimo porque nos permite continuar con nuestro trabajo. Otros logros son de orden jurídico y normativo. Hemos tenido que adaptarnos a las exigencias de las leyes españolas y esto ha supuesto mucho trabajo puesto que la normativa desde que se fundó la Procura ha cambiado mucho. También hemos conseguido crear un pequeño grupo de voluntarios que desinteresadamente colaboran con nosotros. Con ellos vivimos la alegría que supone ayudar a la promoción de personas y grupos de los países donde trabajamos: Rwanda, Camerún, Santo Domingo y Argentina.
La formación de futuros misioneros constituye una de las principales líneas de trabajo de Misiones Sagrados Corazones. ¿Por qué es tan necesario participar en el proyecto de becas a los futuros misioneros?
En efecto, la formación de los futuros misioneros constituye uno de nuestros grandes desafíos. Queremos ayudar y apostar por el clero nativo para que ellos sean los agentes de pastoral para que en el futuro acompañen a su propio pueblo. Por esto, colaborar con una beca nos causa una gran satisfacción porque asegura una buena formación académica a los candidatos para que en el futuro puedan llegar a ser sacerdotes. La congregación en estos países trabaja en lugares de periferia y barrios populares y los muchachos que sienten la llamada de Dios, sin una ayuda económica difícilmente podrían llegar a ser sacerdotes. Agradecemos mucho la solidaridad de nuestros colaboradores cuando nos indican que quieren colaborar con una beca. Pero la Procura también ejerce una tarea social que consideramos muy importante puesto que posibilita una gran ayuda a personas, familias y grupos necesitados. Últimamente hemos recibido proyectos para construir casas, recoger agua, construir un gallinero, una granja de cerdos y otras realidades que ayudan a la promoción y supervivencia de personas y grupos. Me gustaría terminar manifestando nuestro agradecimiento a todos los colaboradores que hacen posible que podamos continuar trabajando a favor de los más necesitados y a hacer realidad la formación de los futuros misioneros. Sin su ayuda sería imposible nuestra labor solidaria.